18 de junio de 2006

Hoy he caído (ele me ha empujado) en la cuenta de que había olvidado una historia maravillosa donde fui la protagonista. Imperdonable, una historia de amor! De película, de corto. Fugaz y mágica (y diez minutos antes le pedía que no juzgara a quienes se quedan prendidos de un minuto de intensidad eterna. "Mientras no te jodan, se entiende". No sólo comprende eso, tambien sabe recibir los mensajes subterráneos que simultáneamente van. Debajo casi siempre me río de mí, con sarna).

Increíble ¿Cómo es posible haberla borrado de mi memoria?. Hasta parece una broma, mala, por cierto. Mi plegaria de olvido se depositó en el lugar equivocado. Lo mejor de todo es que ele tiene una memoria extraordinaria y esta noche le he pedido que me cuente mi propia historia. Por favor, con lujo de detalles. La he escuchado atentamente, mientras me hacía los gestos !Que fueron míos, nuestros!
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Había una vez una despedida que no fue. Y un viaje en tren.
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Ahora fui a buscar el libro que me regalaste aquel día. Gabriela en el título (yo, que todavía me asusto cuando me llaman por mi nombre). Una dedicatoria de pájaros. Busco entre las hojas la florcita de jacarandá que me diste entonces y no está. En cambio, encuentro una tarjeta, que claro, tampoco recordaba. No es de tren, es de subte. Fue lo único que pude corregirle a ele. ¿Y eso que importa?. Fechas, lugares....
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(He hallado muchas otras cosas en libros ajenos, y las he robado, violentado. Fotos, más trenes también)
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"conserve esta tarjeta en buen estado".