Hijo, el cielo de tu boca
está poblado de milagros
Allí es donde suben las chispas
de todas las palabras que no sucederán
esa belleza que será arrasada
con la misma naturalidad
de todo lo que avanza
irremediablemente
iluminando.
El majestuoso púlpulo
el gigante egorista
tus amados ojotes
la mosquera
y esa lengua que hablas algunos días
que tiene el don de no parecerse a nada
y de ser irrepetible
Acaricio este mundo en extinción
con una nostalgia anticipada
lo guardo para cuando ya no recuerdes
y sea necesario volver a tu infancia
a estos días en que alimentamos lo intraducible
casi sin querer
y atizamos juntos el fuego de la poesía