I
Hijo, nosotros no tuvimos la hora sagrada
esa fiesta sensorial
en que vuelven a fundirse
una madre y su recién nacido
En nuestro primer encuentro
busqué tu mirada a través de la incubadora
y no sentí la conexión que dicen que ocurre
Apenas podía mantenerme de pie
estaba en shock
extraviada en mi nueva vidaDurante semanas
mis manos se vistieron de latex para tocarte
tu piel necesitaba tiempo
como las cicatrices de mi vientre
Cuando al fin pude tomarte en mis brazos
te saqué de la incubadora con temor
los cables y las sondas daban la distancia
de nosotros en el mundo
hacía malabares para sentarme en esa silla plástica
que es igual a montones de sillas
y que no elegiría nunca para un encuentro
Aquella vez no te besé
aún sentía que debía pedir permiso
como si todavía no fueras mío
y los gestos más elementales del amor
no hallaran su forma
II
Desde el momento cero
te hablé de la manera más dulce que soy capaz
busqué las palabras con las más altas vibraciones
enhebré a toda nuestra familia en el relato
y otras cosas que creí importantes
te canté las canciones que sé y las que no sé
y con una sabiduría recién estrenada
creí sostener así nuestras vidas
Mi voz fue mi piel
el latido de mi corazón
mi olor
lo que detiene el llanto
la presencia
todo lo que es
Mi ofrenda
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