8 de mayo de 2009

viajes

Cuando estoy muy cansada siento tremendísimas ganas de llorar. Es lunes y mi fuerza apenitas. Hago cuentas con el celular. Como no retengo los números, escribo los resultados parciales en. Recibos, boletos, hojas arrancadas de la agenda, hojas que se caen cuando quito lo pasado. Calculo ¿Cuánto falta? Mucho. Respiro hondo. "Falta menos". Qué viaje. Volver a casa con los pies negros.

El regreso a "esto" suponía simplemente escribir, escribir. Eso, abrirse, otro viaje. No olvidar los dedos como agua (tantas veces no fueron un "como si"). Saber reconocer el momento exacto del punto final. Suponía reconocerse nadadora y oyente "Tema la muerte por agua"
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Pero más allá de la agitación del comienzo y del ridículo ostentare, siguen siendo vestido para mí las palabras de Clarice. "Hay un gran silencio dentro de mí" / "Ah, estoy llena de temas que jamás abordaré. Vivo de ellos sin embargo."
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Y vos, que todavía no entrañás mi silencio tan puro. No se ve con el deseo. No es aquí, mi contrapunto.

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