14 de septiembre de 2002

Magia

Debo confesar que cuando uso iniciales suelo olvidar de quiénes son (más se complica cuando son falsas). Esta vez sería difícil. N es una de las pocas personas que tiene una mirada diferente sobre la mayoría de las cosas. Eso es un don. Sensibilidad que, imagino, no es fácil llevar. Apartarse de las convenciones y mirar.

En esa cena con N, vino mediante, me desnudé. Hablé muchísimo, yo, que soy de escuchar. Y todo lo que dije me pesaba. Pude llegar a lo que creo que es el fondo de mi piedra (donde hay un carozo, un núcleo húmedo), a la parte que menos me gusta, que más vergüenza me da y me aterroriza. Hablé muchísimo y sin rodeos. Como golpecitos al miedo, al monstruo. A corazón abierto destruimos al drama. Fue sanador. Fue hermoso. Una bendición que agradecí como es debido. No quiero hablar de veces, de cantidades, solo celebrar cuando la magia me toca. Todavía.

Sucedí.

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