Tu amado rostro a través de la polaroid
que papá compró en una tienda de
antigüedades
y juntaba polvo hasta que llegaste vos
Tu voz conectada al movimiento de mis
dedos
-otra foto, mamá-
y estos disparos que convierten la
tristeza en alegría
el enojo en sorpresa, como si no hubiera
nada en el salto
ensayo general de expresiones que
conozco muy bien
pero que ahora, a través de esta máquina
inservible
de un lente que magnifica la distancia y
el cepia
me devuelven a esos ojos míos
grandes y azorados
en una fotografía en la que tengo más o
menos tu edad
desde donde, ahora lo sé, me mirás vos
también
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