"Casi todo me atrae. Sin embargo se alberga en mí algún buscador infatigable. ¿Por qué no hay un descubrimiento de la vida? Algo para ponerle las manos encima y exclamar: "¿Es esto?"
Mi depresión es un sentirme acosada. Estoy buscando: pero no, no es eso… no es eso. ¿Qué es entonces? ¿Tendré que morir sin haberlo encontrado? Y luego (como anoche, cuando atravesaba Russell Square) veo las montañas en el cielo: las grandes nubes; y la luna que se está alzando sobre Persia; tengo una grande, sorprendente impresión de que hay algo allí, que es "eso"? No es exactamente la belleza a lo que me refiero. Quiero decir que la cosa en sí basta: es satisfactoria; acabada.
También una impresión de mi propia rareza, de la rareza de estar caminando sobre la tierra. También está ahí, la infinita extrañeza de la posición humana; estar atravesando Russell Square, con la luna allí arriba y las nubes como montañas.
Quién soy yo, qué soy, y todo el resto; preguntas que siempre flotan en torno: y de pronto doy de narices con algún hecho concreto -una carta, alguien- y vuelvo a ellos con un gran sentimiento de frescura. Y así continúa. Suelo toparme frecuentemente con este "eso", y experimento entonces un gran reposo."
heavy mental, virginia... la voy a dejar en aguas termales, "cuidando ese objeto claro y sin nombre"
ResponderEliminarHuimos de la muerte, y cuánto mayor es la velocidad de nuestra huída más tropezamos con las fatalidades de la vida. Sí, la vida es su reacción, su reflejo. Gracias por este texto. Un abrazo. L
ResponderEliminarAhí te dejé los pajaritos. Muack!
ResponderEliminar*
ResponderEliminar"-una carta, alguien-"
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Lau, qué lindo encontrarme con tus palabras! Si cuando nacemos empezamos a morir, ¿cuando morimos empezamos a nacer? ¿veníamos de estar muertos? ¡Qué par este! La pregunta empieza con cómo.
más abrazos!
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Gracias, Vero !!!! Espero tus noticias.